lunes, 26 de marzo de 2012

Lo que espero que vea la nueva generación

 Brazo protésico myoeléctrico de la Marina de los Estados Unidos

El otro día, en concreto el pasado sábado, comentaba con un viejo amigo la de saltos tecnológicos que ha dado el Ser Humano en las últimas decadas. Algunos para bien a otros para mal. Repasamos una gran cantidad de inventos y decisiones que han marcado el mundo tal y como es hoy.

Sin embargo lo que mejor recuerdo de la conversación fue una sencilla pregunta: ¿qué esperas que vean nuestros hijos y nietos? No tengo hijos ni nietos, pero me permití soñar y llegué a tres deseos que veo realizables. Allá van.

En primer lugar pienso que los que vivan hasta dentro de 40 años verán a los chiquillos que vayan al colegio con tablets en lugar de mochilas cargadas de libros. La lectura será digital totalemente con el consecuente ahorro de árboles y la disminución de taras lumbares entre los pequeños.

La segunda vino acerca de las prótesis. Quizás peque de ambicioso en esta, pero no puedo menos que imaginar que está a la vuelta de tres décadas más o menos: prótesis robóticas conectadas a nuestros nervios. Me explico. Si una persona pierde un brazo no deberá cargar el resto de su vida con un sucedáneo de plástico. No. Será una pieza asombrosa, unida quirúrjicamente a sus nervios y podrá controlarla con la mente como si de cualquier otra parte del cuerpo se tratase.

Y por último, pero no menos importante, la más arriesgada: cero accidente de coche. ¿Por qué? Me imagino que con el tiempo, el coche eléctrico se acabará imponiendo, o como mínimo con combustibles poco contaminates como el hidrógeno. Estos coches irán sobre raíles y un ordenador de a bordo dirigirá el vehículo automáticamente a su destino, prediciendo además los posibles atascos para desahogar de este modo las vias.

Lo hemos visto en algunas películas futuristas. Yo espero que los veintiañeros de ahora consigan disfrutarlo. Ahí va mi dosis de optimismo de hoy.

jueves, 22 de marzo de 2012

El cuidado del jardín


Mi difunto abuelo, dada la época en que vivió, no disponía de mucho tiempo para dedicarse al ocio. El poco del que disponía para si mismo conseguía darle uso en el cuidado de un pequeño jardín con su huerto.

Pocos recuerdos tengo ya de ese jardín, pero no se me olvidan el cariño y mimo que le ponía mi abuelo en cada uno de sus detalles, para que las plantas creciesen bien y lo que cultivaba fuese luego digno de servirse en la mesa. Era su parcelita del mundo, de la cual espantó un par de plagas, alimentó a la tierra y fue siempre con cuidado acerca de lo que plantaba para evitar que dañasen a otras plantas o secasen la tierra.

Comparto este recuerdo a raíz de mi lectura de una serie de incendios que han habido últimamente en la península Ibérica y las peticiones de ayuda que ha hecho el gobierno a Europa en vistas a cuidar el ambiente ecológico. Pienso en esas tierras que tenemos cada vez más devastadas y desérticas por diversas razones.

¿Acaso no sería genial que hubiese un programa de recuperación? Es un proyecto al que nadie, según tengo entendido, se ha lanzado. En cierto modo lo comprendo. Es una obra a muy largo plazo: recuperar plantas autóctonas, recuperar fauna de la misma, mantener el cuidado de todo ese entorno... Lo cual puede durar decenas de años y no produce el beneficio básico por el que se mueven gran parte de los gobernantes: el dinero.

Pero luego pienso en las ventajas para el futuro: mejora ligera del clima, recuperación de los paisajes, mejor calidad de la tierra, lugares de los que disfrutar... Es una propuesta interesante y con un gran beneficio a largo plazo.

Eso sí, que se haga bien y no se planten especies invasoras porque "crecen rápido"

jueves, 15 de marzo de 2012

Un círculo vicioso

De repente, esta mañana, leo un titular que me ha dejado bastante mal, por no usar términos más tremendos. En Cataluña, con el beneplácito de CiU y del PP, ha sido aprobado el copago sanitario. Básicamente un euro por receta deberá pagar cada paciente. De carambola, el titular viene acompañado de una mención a la reducción del 15% tanto de horas de trabajo como de sueldo a los interinos de la Administración.

Como una especie de bálsamo, indican que los que tengan menos recursos están exentos y los enfermos crónicos de forma parcial. Si ya me molesta la noticia, el hecho de que sean tan concretos en sus cifras para cobrar, pero tan tibios para indicar quienes no se ven afectados, me produce un sensible enfado. ¿Cómo saber si un paciente es del grupo menos recursos? ¿Por qué un enfermo crónico debe pagar más por un tratamiento que, desgraciadamente, se ve obligado a seguir durante un prolongado período de tiempo? Me dan ganas de llorar. Por supuesto, el resto de los no incluidos en esos confusos grupos tienen un serio problema.

No soy político, ni experto en economía. Solamente puedo hablar usando mi pobre mente y algo de sentido común. La sociedad en su totalidad está mal. Hemos perdido las ganas de lucha e incluso los movimientos que intentan dar la vuelta a la situación tienen efectos más bien tibios (es una opinión personal perfectamente refutable). Pienso que para corregir la pobreza no hay que seguir extrayendo más dinero de los más afectados por ella. Es un círculo vicioso. Si al pobre lo haces más pobre sin reportarle ningún tipo de compensación (de la que no oigo hablar), estará más necesitado de ayudas, perderá la esperanza y las ganas de luchar. Sólo imperará la más terrible de las emociones: la ira.

Una sociedad está acabada si pierde su espíritu de unidad, la confianza en sus líderes, la iniciativa... Todas esas virtudes que hicieron grandes a muchos pueblos, o al menos estables.

De pequeño me enseñaban que había tres sectores: el productor, el de manufactura y el de servicios. ¿Existen los dos primeros? ¿Producimos alimentos? ¿Manufacturamos materias primas? En definitiva, ¿creamos empleo en vistas a una economía sostenible? ¿Procuramos  crear empleo que mueva de forma efectiva el dinero e incluso exportemos más de lo que hacemos ahora?

Son cosas que se me ocurren a voz de pronto. La economía de un país, o su desarrollo si queremos decirlo de otra forma, debe pensar en la sociedad principalmente, que la gente vea compensados sus esfuerzos y las labores de justicia sean creíbles para todos. Son tantas piezas que un comentario como éste no puede abarcarlas todas.

Ahora, solamente espero que las personas adecuadas cambien esto, antes de que lo haga la ira.

PD: Añado una nota más, la ecología. Es para mi un gran sector olvidado, que no produce beneficios pero que su descuido provoca la ruina de un país. Que los bosques vuelvan a crecer con sus plantas originales, con sus animales originales. Los que tienen las responsabilidad sobre ello, que lo hagan.

miércoles, 14 de marzo de 2012

En África

Vi un pueblo africano que, paradójicamente, es mucho más feliz que el nuestro. (...) Y al mismo tiempo, no pude por menos de escuchar ese grito desgarrador del Tercer Mundo, que ciertamente reclama justicia; pero al mismo tiempo nos ofrece una oportunidad magnífica para sanar el narcisismo que nos aqueja en Occidente, mediante el ejercicio de la caridad. Somos nosotros quienes recibimos de ellos, cuando parece que les estamos dando; mientras que son ellos quienes nos dan, cuando parece que están recibiendo.

Extracto de una entrevista a Don José Munilla, obispo de San Sebastián (Fuente)