De repente, esta mañana, leo un titular que me ha dejado bastante mal, por no usar términos más tremendos. En Cataluña, con el beneplácito de CiU y del PP, ha sido aprobado el copago sanitario. Básicamente un euro por receta deberá pagar cada paciente. De carambola, el titular viene acompañado de una mención a la reducción del 15% tanto de horas de trabajo como de sueldo a los interinos de la Administración.
Como una especie de bálsamo, indican que los que tengan menos recursos están exentos y los enfermos crónicos de forma parcial. Si ya me molesta la noticia, el hecho de que sean tan concretos en sus cifras para cobrar, pero tan tibios para indicar quienes no se ven afectados, me produce un sensible enfado. ¿Cómo saber si un paciente es del grupo menos recursos? ¿Por qué un enfermo crónico debe pagar más por un tratamiento que, desgraciadamente, se ve obligado a seguir durante un prolongado período de tiempo? Me dan ganas de llorar. Por supuesto, el resto de los no incluidos en esos confusos grupos tienen un serio problema.
No soy político, ni experto en economía. Solamente puedo hablar usando mi pobre mente y algo de sentido común. La sociedad en su totalidad está mal. Hemos perdido las ganas de lucha e incluso los movimientos que intentan dar la vuelta a la situación tienen efectos más bien tibios (es una opinión personal perfectamente refutable). Pienso que para corregir la pobreza no hay que seguir extrayendo más dinero de los más afectados por ella. Es un círculo vicioso. Si al pobre lo haces más pobre sin reportarle ningún tipo de compensación (de la que no oigo hablar), estará más necesitado de ayudas, perderá la esperanza y las ganas de luchar. Sólo imperará la más terrible de las emociones: la ira.
Una sociedad está acabada si pierde su espíritu de unidad, la confianza en sus líderes, la iniciativa... Todas esas virtudes que hicieron grandes a muchos pueblos, o al menos estables.
De pequeño me enseñaban que había tres sectores: el productor, el de manufactura y el de servicios. ¿Existen los dos primeros? ¿Producimos alimentos? ¿Manufacturamos materias primas? En definitiva, ¿creamos empleo en vistas a una economía sostenible? ¿Procuramos crear empleo que mueva de forma efectiva el dinero e incluso exportemos más de lo que hacemos ahora?
Son cosas que se me ocurren a voz de pronto. La economía de un país, o su desarrollo si queremos decirlo de otra forma, debe pensar en la sociedad principalmente, que la gente vea compensados sus esfuerzos y las labores de justicia sean creíbles para todos. Son tantas piezas que un comentario como éste no puede abarcarlas todas.
Ahora, solamente espero que las personas adecuadas cambien esto, antes de que lo haga la ira.
Como una especie de bálsamo, indican que los que tengan menos recursos están exentos y los enfermos crónicos de forma parcial. Si ya me molesta la noticia, el hecho de que sean tan concretos en sus cifras para cobrar, pero tan tibios para indicar quienes no se ven afectados, me produce un sensible enfado. ¿Cómo saber si un paciente es del grupo menos recursos? ¿Por qué un enfermo crónico debe pagar más por un tratamiento que, desgraciadamente, se ve obligado a seguir durante un prolongado período de tiempo? Me dan ganas de llorar. Por supuesto, el resto de los no incluidos en esos confusos grupos tienen un serio problema.
No soy político, ni experto en economía. Solamente puedo hablar usando mi pobre mente y algo de sentido común. La sociedad en su totalidad está mal. Hemos perdido las ganas de lucha e incluso los movimientos que intentan dar la vuelta a la situación tienen efectos más bien tibios (es una opinión personal perfectamente refutable). Pienso que para corregir la pobreza no hay que seguir extrayendo más dinero de los más afectados por ella. Es un círculo vicioso. Si al pobre lo haces más pobre sin reportarle ningún tipo de compensación (de la que no oigo hablar), estará más necesitado de ayudas, perderá la esperanza y las ganas de luchar. Sólo imperará la más terrible de las emociones: la ira.
Una sociedad está acabada si pierde su espíritu de unidad, la confianza en sus líderes, la iniciativa... Todas esas virtudes que hicieron grandes a muchos pueblos, o al menos estables.
De pequeño me enseñaban que había tres sectores: el productor, el de manufactura y el de servicios. ¿Existen los dos primeros? ¿Producimos alimentos? ¿Manufacturamos materias primas? En definitiva, ¿creamos empleo en vistas a una economía sostenible? ¿Procuramos crear empleo que mueva de forma efectiva el dinero e incluso exportemos más de lo que hacemos ahora?
Son cosas que se me ocurren a voz de pronto. La economía de un país, o su desarrollo si queremos decirlo de otra forma, debe pensar en la sociedad principalmente, que la gente vea compensados sus esfuerzos y las labores de justicia sean creíbles para todos. Son tantas piezas que un comentario como éste no puede abarcarlas todas.
Ahora, solamente espero que las personas adecuadas cambien esto, antes de que lo haga la ira.
PD: Añado una nota más, la ecología. Es para mi un gran sector olvidado, que no produce beneficios pero que su descuido provoca la ruina de un país. Que los bosques vuelvan a crecer con sus plantas originales, con sus animales originales. Los que tienen las responsabilidad sobre ello, que lo hagan.
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