sábado, 27 de octubre de 2012

El Amor en todas las personas


...
Sin el amor no poseo a Dios y no lo puedo dar a los demás; ni siquiera lo conozco (cf. 1 Jn 4, 8). Aunque escriba meditaciones, aunque dirija ejercicios espirituales para personas eminentes, aunque "entregue mi cuerpo a las llamas" (1 Co 13, 3) o haya permanecido largos años en prisión... si no tengo amor, que es Dios, todo es malgastar energías, que diría San Agustín (cf. Defensor Grammaticus, Liber Scintillarum, SC 77, p. 58)
...

De Testigos de esperanza, del Cardenal François-Xavier Nguyen van Thuan. Editorial Ciudad Nueva.

viernes, 27 de julio de 2012

Racismo con huevos

Un tomate verde
''¿Eres capaz de comerte algo que ha salido del culo de una gallina, pero no de sentarte al lado de un negro? ¡Por favor!''

De Tomates verdes fritos (1991)

martes, 24 de julio de 2012

La lógica humana

Pascalina, una precusora de la calculadora en 1642
''... el corazón tiene sus razones, que la razón no conoce.''

Blaise Pascal (1623-1662) matemático, físico, filósofo, teólogo y escritor.

miércoles, 11 de julio de 2012

Sumarse al carro


Supongo que tocaba meterse en el ajo. Solamente he leído un titular pero no puedo evitar ponerme a cabilar a pesar de no ser economista. Permitan que comparta mis reflexiones.

Leo que se ha subido el I.V.A., la cantidad importa poco, el hecho es que sube. Según los propulsores de la acción para cubrir la deuda, recaudar más dinero que permita convertir este queso gruyere en un curado manchego y no se me ocurre ningún motivo más.

Han habido otros ajustes, o lo que es lo mismo "recortes/anulación de inyecciones de pasta sobre diferentes colectivos que no gestionan nada de la economía del país", pero lo del I.V.A. es como la Muerte, afecta a todo el mundo. Sin excepción si actúas legalmente.

¿Qué veo yo que provoca ésto? Voy a poner una lista:
  • Reducir el consumo de artículos de segunda necesidad o prescindibles. La gente necesita llegar a fin de mes.
  • Si se dejan de comprar, por ejemplo, libros, coches, cosméticos, bebidas de marca, producto nacional de calidad pero más caro que otros de marca blanca... Los negocios que venden esos productos acabarán cerrando. Más paro. Menos iniciativa de creación de empresas.
  • Si un producto es más barato adquirirlo en el extranjero que en tu propia ciudad, se comprará en el extranjero. Recomiendo comparar los precios de libros y discos en el Reino Unido, los E.U.A. o China. Y la calidad no es mala.
  • El combustible subirá por lo que menos viajes, menos gasto.
  • Con esa excusas, los servicios gestionados por ayuntamientos y demás se verán reducidos para que salgan las cuentas del año con esta subida. En otras palabras, menos barrenderos y cualquier tipo de personal de un servicio público gestionado por una empresa privada.
En fin, seguro que hay más cosas, pero esas son las que se me ocurren.

Dicen que se ahorran 65.000 millones de euros, pero mi pregunta es: ¿cuánto se dejará de ganar? Porque eso también es pérdida.

Otras medidas no me parecen tan malas, pero se han hecho tan tarde que el efecto positivo es irrisorio. Los ajustes se hacen cuando se puede pagar una deuda, no cuando es tan grande que ni vendiendo un riñón podrás comprarla.

¿Queda algo positivo de todo esto? Si lo hay, no lo veo. Y las medidas no son lo que más fastidia sino la ausencia de una justificación adecuada a unas medidas que dijeron que no iban a tomar.

jueves, 21 de junio de 2012

Y los que nos precedieron


...
Para los asiáticos, y en particular para mí, que soy vietnamita, el recuerdo de nuestros antepasados tiene un gran valor. Según nuestra cultura, guardamos con piedad y devoción en el altar doméstico el libro de nuestra genealogía familiar. Yo mismo conozco los nombres de 14 generaciones de mis antepasados, desde 1698, cuando mi familia recibió el santo bautismo. A través de la genealogía nos damos cuenta de que pertenecemos a una historia que es más grande que nosotros. Y captamos con mayor verdad el sentido de nuestra propia historia.
...

De Testigos de esperanza, del Cardenal François-Xavier Nguyen van Thuan. Editorial Ciudad Nueva.

viernes, 15 de junio de 2012

Cadenas de mando


Hoy me he puesto a reflexionar sobre un asunto. Antes que nada, quiero dejar claro que no pretendo referirme a los responsables de la situación española actual o de cualquier financiero altamente influyente sobre el que cargar un marrón. Creo que ya leo demasiado de eso.

De lo que quiero hablar es sobre un asunto de la vida diaria. En cualquier lugar de trabajo, ya sea el mismo gobierno de la nación o un pequeño comercio, suelen haber jefes y empleados. Los empleados están en varias categorías, desde el que tiene menos responsabilidad hasta el jefe, que tiene la máxima.

El otro día me comentaba un amigo que su hijo corre el riesgo de quedarse en el paro. La situación es la que cuento a continuación.

Este chico de 45 años se encarga de las mercancías que llegan al enorme almacén sean distribuidas y ordenadas eficientemente. Su cometido es, básicamente, que todo pueda encontrarse cuando se necesita y, si se da el caos, facilitar la salida de materiales que no se hayan podido vender y dejar espacio a los nuevos. A su cargo están los que descargan, los que controlan la calidad, los transportistas, los de inventario... Él tiene bastante con lograr que todas esas personas funcionen de manera ordenada y el de arreglar cualquier problema lo antes posible.

Hace una semana, abriendo unos paquetes, descubrieron que los productos estaban en mal estado. En otras palabras, les habían dado gato por liebre, y el proveedor se lavaba las manos pues la entrega firmaba como "conforme". Todo esto debido a que un elemento del equipo de control de calidad decidió no comprobar lo que le habían traído y darlo por bueno, provoncando una pérdida importante para los jefes.

Ahora, ese irresponsable le echa la culpa a su jefe de 45 años con tres hijos a los que mantener. Y aquí me hago el planteamiento: ¿cuánta responsabilidad tiene este chico al que voy a llamar Alfredo?

En muchas ocasiones, cuando alguien mete la pata por eludir sus obligaciones, se tiende a responsabilizar al que está más alto en la cadena de mando y no es invulnerable. Sin embargo, considero ésto un error. Las culpas no deben subir escalones, sino pararse en el auténtico responsable. 

Si el señor Carlos de calidad no tuvo la decencia de hacer su trabajo cuando debía, es su culpa, pues su rol es asegurarse de que las mercancías llegan en buen estado y pasarle el parte a Alfredo. Alfredo no puede mirar todas las entradas pues no es su cometido, lo delega en Carlos, y debe fiarse de él.

En este caso, Carlos es un canalla y otros buitres que aspiran al puesto de Alfredo parecen haber encontrado su filón para ascender con mala saña.

En fin, espero que esta situación acabe felizmente: que el responsable verdadero acate su responsabilidad y se deje de tonterías. Su intención de escurrir el bulto y la presencia de personajes sin escrúpulos (en todas partes hay) están provocando que un inocente, al menos a mis ojos, pierda su sustento por culpa de otro.

Un saludo a todos.

jueves, 10 de mayo de 2012

Envidia sana


Lo que hoy se me ocurre contar puede resultar extraño, pero hace un par de días tuve una sensación muy bonita que me gustaría compartir.

Hace mes y medio mi vecina y su marido vinieron a cenar a mi casa, no pude menos que ofrecerles al final de la misma una copita de alguno de mis preciados licores. Para sorpresa mia ella lo rechazó, pero todo eso se tornó en alegría cuando me contó que estaban esperando a su primer hijo. Llevan mucho tiempo juntos y me contaban que tenían miedo de que "se les pasase el arroz". Así que los hombres nos tomamos la copa por la salud de la criatura y para la futura mamá preparé un buen batido tropical. Que no se diga.

Ayer me encontré a la feliz pareja en el rellano y charlando un poco me contaron que venían del ginecólogo donde se habían realizado unas ecografrías. Deben de ser geniales hoy en día, pues el médico le explicaba qué era cada cosa de ese pequeñín ser en una imagen a color. Entre otras cosas, resaltaba un punto azul que parpadeaba rápidamente. Al preguntar qué era la respuesta fue magnífica: el corazón.

Mi vecina me contaba eso emocionada. Realmente ahora sentía que había alguien más ahí dentro. Un corazón que late como el suyo y que va creciendo unido a ella. Es una sensación que no se puede explicar, pero su rostro lo decía todo. Bien dicen que vale más una imagen que mil palabras.

Más tarde, en mi casa, pensaba en que siento un poco de envídia de las mujeres. Sé que un embarazo trae muchas complicaciones y molestias de muchos tipos (que si diabetes, cambios hormonales, el peso creciente del bebé, etc) pero todo eso parece compensarse con esa sensación, esa Alegría de estar dando Vida, y que ésta responde.

Los hombres no podemos sentir lo que es eso, pero al menos me consuelo recordando la cara sonriente de mi vecina. 

¡Salud!


domingo, 6 de mayo de 2012

La compra casera

Llevaba mucho sin publicar en el blog. No quiere decir eso que no haya escrito, pero no acababan de convencerme mis textos y los dejé de lado a la espera de un momento más propicio. Sin embargo, esta semana me ha ocurrido una cosa que me ha hecho pensar y recapacitar; algo tan simple como la compra en el supermercado.

Hacer la compra no es trivial. Para saber qué verduras, conservas o la marca de detergente adecuado que uno se lleva a casa, bien se puede tener una lista bien explicada (como la que me daba mi madre tiempo atrás) o ir regularmente a hacer tus compras, solo o acompañado. Es una activdad que debería recomendarse a cualquiera para que la haga con asiduidad, pues tarde o temprano formará parte de su vida.

La experiencia es muy valiosa. De lo que compras y pruebas, luego puedes evaluar. Cuando estás revisando qué lavavajillas llevarte y te decantas por uno "económico", luego llegas a casa y descubres que ese gel inmundo no lavaría ni una mancha de polvo. Tiré el dinero en aquella ocasión, para mi rabia. Desde entonces recurro a ciertas marcas que, si bien son inicialmente más caras, a la larga las amortizo.

Y la anécdota de la semana va ahora. Dándome un paseo, me entraron ganas de comprarme algún dulce. No diré cual para no hacer publicidad gratis. La cuestión es que en el estante me encontré por un lado unidades sueltas y al otro un pack de esos llamados "de ahorro". La experiencia me aconsejó y echñe un vistazo a la etiqueta del precio, a las pequeñas letras que indican lo que pagas por kilogramo. Y la sorpresa que me llevé fue monumental: el pack parecía más económico pero si se miraba el precio por kilo... ¡duplicaba al de comprar una sola unidad!

En fin, otra cosa más para aprender. Tendré que llevarme las gafas de cerca siempre para ver esas pequeñas cifras que quizás me ayuden a hacer una compra más inteligente. ¡Buen domingo a todos!

PD: No digo nada de las madres, porque madres son todos los días, no solamente hoy. A la mía le rindo homenaje siempre que puedo, pues no sólo me quiso el día de mi cumpleaños, sino todos los días del año.

lunes, 26 de marzo de 2012

Lo que espero que vea la nueva generación

 Brazo protésico myoeléctrico de la Marina de los Estados Unidos

El otro día, en concreto el pasado sábado, comentaba con un viejo amigo la de saltos tecnológicos que ha dado el Ser Humano en las últimas decadas. Algunos para bien a otros para mal. Repasamos una gran cantidad de inventos y decisiones que han marcado el mundo tal y como es hoy.

Sin embargo lo que mejor recuerdo de la conversación fue una sencilla pregunta: ¿qué esperas que vean nuestros hijos y nietos? No tengo hijos ni nietos, pero me permití soñar y llegué a tres deseos que veo realizables. Allá van.

En primer lugar pienso que los que vivan hasta dentro de 40 años verán a los chiquillos que vayan al colegio con tablets en lugar de mochilas cargadas de libros. La lectura será digital totalemente con el consecuente ahorro de árboles y la disminución de taras lumbares entre los pequeños.

La segunda vino acerca de las prótesis. Quizás peque de ambicioso en esta, pero no puedo menos que imaginar que está a la vuelta de tres décadas más o menos: prótesis robóticas conectadas a nuestros nervios. Me explico. Si una persona pierde un brazo no deberá cargar el resto de su vida con un sucedáneo de plástico. No. Será una pieza asombrosa, unida quirúrjicamente a sus nervios y podrá controlarla con la mente como si de cualquier otra parte del cuerpo se tratase.

Y por último, pero no menos importante, la más arriesgada: cero accidente de coche. ¿Por qué? Me imagino que con el tiempo, el coche eléctrico se acabará imponiendo, o como mínimo con combustibles poco contaminates como el hidrógeno. Estos coches irán sobre raíles y un ordenador de a bordo dirigirá el vehículo automáticamente a su destino, prediciendo además los posibles atascos para desahogar de este modo las vias.

Lo hemos visto en algunas películas futuristas. Yo espero que los veintiañeros de ahora consigan disfrutarlo. Ahí va mi dosis de optimismo de hoy.

jueves, 22 de marzo de 2012

El cuidado del jardín


Mi difunto abuelo, dada la época en que vivió, no disponía de mucho tiempo para dedicarse al ocio. El poco del que disponía para si mismo conseguía darle uso en el cuidado de un pequeño jardín con su huerto.

Pocos recuerdos tengo ya de ese jardín, pero no se me olvidan el cariño y mimo que le ponía mi abuelo en cada uno de sus detalles, para que las plantas creciesen bien y lo que cultivaba fuese luego digno de servirse en la mesa. Era su parcelita del mundo, de la cual espantó un par de plagas, alimentó a la tierra y fue siempre con cuidado acerca de lo que plantaba para evitar que dañasen a otras plantas o secasen la tierra.

Comparto este recuerdo a raíz de mi lectura de una serie de incendios que han habido últimamente en la península Ibérica y las peticiones de ayuda que ha hecho el gobierno a Europa en vistas a cuidar el ambiente ecológico. Pienso en esas tierras que tenemos cada vez más devastadas y desérticas por diversas razones.

¿Acaso no sería genial que hubiese un programa de recuperación? Es un proyecto al que nadie, según tengo entendido, se ha lanzado. En cierto modo lo comprendo. Es una obra a muy largo plazo: recuperar plantas autóctonas, recuperar fauna de la misma, mantener el cuidado de todo ese entorno... Lo cual puede durar decenas de años y no produce el beneficio básico por el que se mueven gran parte de los gobernantes: el dinero.

Pero luego pienso en las ventajas para el futuro: mejora ligera del clima, recuperación de los paisajes, mejor calidad de la tierra, lugares de los que disfrutar... Es una propuesta interesante y con un gran beneficio a largo plazo.

Eso sí, que se haga bien y no se planten especies invasoras porque "crecen rápido"

jueves, 15 de marzo de 2012

Un círculo vicioso

De repente, esta mañana, leo un titular que me ha dejado bastante mal, por no usar términos más tremendos. En Cataluña, con el beneplácito de CiU y del PP, ha sido aprobado el copago sanitario. Básicamente un euro por receta deberá pagar cada paciente. De carambola, el titular viene acompañado de una mención a la reducción del 15% tanto de horas de trabajo como de sueldo a los interinos de la Administración.

Como una especie de bálsamo, indican que los que tengan menos recursos están exentos y los enfermos crónicos de forma parcial. Si ya me molesta la noticia, el hecho de que sean tan concretos en sus cifras para cobrar, pero tan tibios para indicar quienes no se ven afectados, me produce un sensible enfado. ¿Cómo saber si un paciente es del grupo menos recursos? ¿Por qué un enfermo crónico debe pagar más por un tratamiento que, desgraciadamente, se ve obligado a seguir durante un prolongado período de tiempo? Me dan ganas de llorar. Por supuesto, el resto de los no incluidos en esos confusos grupos tienen un serio problema.

No soy político, ni experto en economía. Solamente puedo hablar usando mi pobre mente y algo de sentido común. La sociedad en su totalidad está mal. Hemos perdido las ganas de lucha e incluso los movimientos que intentan dar la vuelta a la situación tienen efectos más bien tibios (es una opinión personal perfectamente refutable). Pienso que para corregir la pobreza no hay que seguir extrayendo más dinero de los más afectados por ella. Es un círculo vicioso. Si al pobre lo haces más pobre sin reportarle ningún tipo de compensación (de la que no oigo hablar), estará más necesitado de ayudas, perderá la esperanza y las ganas de luchar. Sólo imperará la más terrible de las emociones: la ira.

Una sociedad está acabada si pierde su espíritu de unidad, la confianza en sus líderes, la iniciativa... Todas esas virtudes que hicieron grandes a muchos pueblos, o al menos estables.

De pequeño me enseñaban que había tres sectores: el productor, el de manufactura y el de servicios. ¿Existen los dos primeros? ¿Producimos alimentos? ¿Manufacturamos materias primas? En definitiva, ¿creamos empleo en vistas a una economía sostenible? ¿Procuramos  crear empleo que mueva de forma efectiva el dinero e incluso exportemos más de lo que hacemos ahora?

Son cosas que se me ocurren a voz de pronto. La economía de un país, o su desarrollo si queremos decirlo de otra forma, debe pensar en la sociedad principalmente, que la gente vea compensados sus esfuerzos y las labores de justicia sean creíbles para todos. Son tantas piezas que un comentario como éste no puede abarcarlas todas.

Ahora, solamente espero que las personas adecuadas cambien esto, antes de que lo haga la ira.

PD: Añado una nota más, la ecología. Es para mi un gran sector olvidado, que no produce beneficios pero que su descuido provoca la ruina de un país. Que los bosques vuelvan a crecer con sus plantas originales, con sus animales originales. Los que tienen las responsabilidad sobre ello, que lo hagan.

miércoles, 14 de marzo de 2012

En África

Vi un pueblo africano que, paradójicamente, es mucho más feliz que el nuestro. (...) Y al mismo tiempo, no pude por menos de escuchar ese grito desgarrador del Tercer Mundo, que ciertamente reclama justicia; pero al mismo tiempo nos ofrece una oportunidad magnífica para sanar el narcisismo que nos aqueja en Occidente, mediante el ejercicio de la caridad. Somos nosotros quienes recibimos de ellos, cuando parece que les estamos dando; mientras que son ellos quienes nos dan, cuando parece que están recibiendo.

Extracto de una entrevista a Don José Munilla, obispo de San Sebastián (Fuente)

martes, 21 de febrero de 2012

Vistazo al levante

¿Y por qué lo llamo vistazo? Porque tengo poco tiempo para pensar y escribir. Si escribo rápidamente las cosas que me vienen a la cabeza ante una ininterrumpida secuencia de noticias, emails, llamadas, tweets y peticiones sobre un mismo tema, corro el riesgo de que mi difícilmente conseguida tranquilidad se rompa en mil pedazos y me convierta en crítico, y seguramente luego en un mal juez, de la situación que se da ante nosotros.

Me refiero a lo que está pasando en Valencia esta semana. Periódicos, gente que me llama por teléfono, mails particulares, citas de políticos de todos los bandos... Muchas cosas me llegan, pero solamente me interesa decir ahora una única cosa: estoy triste. No ya por los heridos, la víctimas, los acosados, los juzgados, los oportunistas, sino simplemente que me encantaría que estas cosas no pasasen. Es altruista y utópico lo que deseo, es verdad.

Y no diré ahora más, porque no puedo. Pero créanme si les digo que estoy derramando una lágrima por la pena que me da el conjunto de toda esta situación.

miércoles, 18 de enero de 2012

La ciencia se ha salido de sus casillas

Llevo unos días reflexionando sobre un asunto que está candente, al menos en mi círculo próximo, y es la propuesta de que en la Declaración de Hacienda exista una casilla que permita destinar el 0,7% de nuestros impuestos a la Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i).

La idea ha surgido a partir de las últimas medidas del nuevo gobierno español para intentar mejorar la economía del país y que, sin embargo, han descontado una suma realmente importante en este campo, tanto que obliga al despido de muchos profesionales dedicados a esta rama tan incomprendida a través de los años. Al menos esto último me parece a mi.